Foto: Afueras de Casas de Ves

Surcada por los ríos Júcar y Cabriel, La Manchuela es una comarca llena de contrastes que seduce al viajero por su riqueza paisajística y cultural. Situada en el extremo nororiental de la provincia de Albacete y al Sureste de Cuenca cuyas señas de identidad proceden de un pasado remoto que ha dejado sus huellas a través de las civilizaciones (iberos, árabes, romanos...) y los siglos: iglesias, castillos, murallas, blasones...

Pero La Manchuela no es sólo la historia de sus veinticinco pueblos. A menudo la llanura se hace valle, el trigal monte, la viña río y la naturaleza se muestra recóndita y cargada de sorpresas. Un inmenso bosque de pinos, un puente romano, una gruta subterránea, un mirador, una fuente centenaria, un desfiladero caprichoso o una cueva excavada en la roca.

Atendiendo a sus dos vertientes, hay dos itinerarios de especial importancia siguiendo el curso de los ríos: la Hoz del Júcar y el Valle del Cabriel.

HISTORIA DE LA MANCHUELA

El Valle del Júcar es una excelente vía de comunicación entre tierras levantinas y mesetarias. Esta permeabilidad geográfica ha sido causa, desde siempre de un continuo trasvase de mutuas influencias culturales, políticas y económicas. Pero, también por ser zona de contactos, las vicisitudes derivadas de nuestra conflictiva historia nacional, las han llevado frecuentemente a situaciones políticas y bélicas antagónicas.

Para la defensa de los límites entre ambas tierras ribereñas, fue necesario sembrar todo el cauce del río de un rosario de núcleos fortificados, entre los que tenemos que destacar forzosamente las villas de Ves, Alcalá del Júcar, Carcelén, y las fortalezas, hoy prácticamente irreconocibles, de Cubas y Garadén, situadas al nordeste de la actual provincia de Albacete y fronterizas con el antiguo Reino de Valencia.

Precisamente fue por esta tierra albacetense por donde se iniciaría la reconquista cristiana (1,211), de la mano del rey Alfonso VIII.

Perdidas de nuevo por los cristianos en manos musulmanas, un año después tuvo que volver el monarca sobre sus pasos para recuperarlas, hecho que nos describe la crónica con las siguientes palabras:

"...fue el rey Don Alonso con gientes de Madrit, e de Guadalaxara, e de Hupete, e de Cuenca, e de Uclés, e con los ricos-hombres, e prisieron a Jorquera, e a las cuevas (Garadén o Cubas), e Alcalá e otros castiellos..."

Definitivamente reconquistadas, estas tierras fueron agregadas a la circunscripción de Cuenca y puestas en posesión de varios caballeros.

El domingo 30 de mayo de 1.266, por un privilegio de Alfonso X, dado en Sevilla, se configuró territorialmente el concejo de Jorquera, amplia demarcación a la que se agregaron como aldeas algunas plazas amuralladas como Ves, Alcalá del Río, Carcelén y otros núcleos habitados en las planicies, de los que sólo conocemos sus nombres, y en la actualidad ilocalizables, ya que pronto se despoblaron.

Toda esta dilatada comarca nororiental, hoy albacetense, pasó a integrarse dentro del gran conjunto territorial de los Manuel, que fue el Señorío de Villena.

Siendo titular del Señorío Don Juan Manuel, por su albalá de 23 de mayo de 1.309, dada en Villar de Cantos (Cuenca), concedió a Jorquera los mismos privilegios que gozaba Chinchilla, con el ánimo de favorecer su repoblación. Juan II los confirmaría en San Martín de Valdeiglesias el 2 de octubre de 1.420, y sucesivamente lo harían los Reyes Católicos en 1496, Felipe II en 1570 y otros monarcas.

Conforme se produjo la repoblación de Jorquera, algunos de sus "barrios" llegaron a tener la suficiente entidad económica y demográfica como para que sus vecindarios consiguieran independizarse de la capital jurisdiccional. En los años que siguieron, la villa vería apartarse de ella algunas de las aldeas que se habían alimentado de su seno. En cierto modo la tierra de Jorquera será la historia de un despojo, cuyos primeros efectos se dejaron sentir a lo largo de la segunda mitad del siglo XIII y durante todo el siguiente.

La primera población en separarse fue Ves, al serle concedido el privilegio de villazgo en 1272 por Alfonso X. Su vecina Alcalá del Júcar lo consiguió en 1364, año en que se apartó de su jurisdicción , mientras que Carcelén, en 1398, pasó a integrarse definitivamente en un señorío aparte.

A pesar de todos estos cambios jurisdiccionales internos, exclusivos de estas villas, todas ellas (Carcelén aparte) continuaron integradas en la amplia demarcación que conformaba el Señorío de Villena, donde, a grandes rasgos, sus destinos corrieron la suerte común del resto de los pueblos que lo configuraban.

La desmembración del inmenso municipio de Jorquera daría lugar, pasados los años, a otras tres demarcaciones: la tierra de Ves, con capital en la citada villa,el Señorío de Villatoya y el Señorío de Carcelén.

OCIO Y TIEMPO LIBRE

Las actividades de ocio y tiempo libre cubren los aspectos más diversos en La Manchuela, aunque, casi todas ellas se agrupan en torno a tres grandes apartados, con frecuencia relacionados entre sí: la naturaleza, el deporte y la aventura.

Existe una nutrida oferta que nos remite a la práctica de deportes tradicionales como la pelota a mano y la petanca. Además de todas aquellas actividades, hoy más solicitadas, como piragüismo, rafting, paseos a caballo,senderismo, pesca, caza,cicloturismo y otras actividades vinculadas con el medio natural y la aventura.

Las rutas para los amantes de la naturaleza son múltiples y ofrecen grandes posibilidades; bien para conocer la historia y la orografía de La Manchuela y descubrir su flora y fauna, bien para practicar la fotografía o, simplemente, disfrutar de la naturaleza del modo más placentero.

En torno a los ríos Júcar y Cabriel se abre todo un abanico de posibilidades para hacer turismo. Parajes como "El Tranco del Lobo" y "El Molinar" en el Júcar y la central de "El Retorno", "La Terrera", "Tamayo", "La Rueda", "el Molino de Los Batanes" y "Los Cárceles" en el Cabriel, son algunos de los lugares más destacados por su gran belleza paisajística y sus zonas de recreo y baño.

Foto: Embalse del Molinar

Los aficionados a la pesca pueden disfrutar de esta actividad en ambos ríos. El Cabriel es un río limpio, de aguas poco profundas, rápidas y cristalinas, se presta a todas las modalidades de pesca. Las especies más comunes son la trucha arco iris, el barbo, la lubina e incluso la anguila. Sus aguas están declaradas trucheras a lo largo de todo su recorrido por la comarca. En este río existe un coto intensivo de pesca de trucha denominado "La Terrera" y situado en el paraje de la Presa de El Retorno, en el término municipal de Casas Ibáñez. En él se puede pescar todo el año.

En el Júcar las aguas son más profundas y mansas y predominan especies como la perca americana, el lucio, la carpa, el barbo y los cangrejos, también existen dos cotos de pesca intensivos, uno en el paraje de "Las Mariquillas" en el término municipal de Valdeganga, y otro en "Alcozarejos", pedanía ribereña perteneciente al municipio de Jorquera.

Fuente: Historias de la Manchuela Diputación de Albacete